La horrenda criatura se acercó lentamente al anciano. Se podía observar una repugnante mueca de sufrimiento en la cara de la bestia y un gesto de infinita compasión en el anciano.
El monstruo abrió la boca y dijo:
─ Padre, lo he vuelto a hacer. Nunca podré cambiar, seré para siempre una bestia despiadada...
El anciano sonrió con tristeza, secó las lágrimas a la criatura y le respondió.

─ Hijo, no importa lo que hayas hecho, al final, si quieres cambiar, tienes que recordar esto:
Olvida el pasado, aparta el presente momentáneamente y piensa en el futuro. Piensa en lo que quieres conseguir, en lo que quieres llegar a ser. Ahora, vuelve a pensar en el presente y lucha con todas tus fuerzas por el futuro que has imaginado, lucha ahora.
No te preocupes si fracasas porque, siempre y cuando hayas luchado, podrás volver a olvidar el pasado y comenzar de nuevo. Lo importante es querer cambiar, el cambio acabará llegando.
[...]
Paz, amor y criaturas imaginarias...
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