miércoles, 29 de octubre de 2008

El mercado



En una apartada orilla, de una apartada calle podemos encontrar la entrada a un mundo completamente ajeno al actual.
Un lugar donde el consumismo no se ha impuesto aún, donde lo que importa realmente es la calidad de los productos y no su cantidad.
Miles de personas han cruzado sus espacios, han comprado en sus puestos y han recorrido sus pasillos y sin embargo el mercado no se ha movido, sigue esperándonos en su tranquilo rincón recientemente invadido por las maquinarias constructoras.
El tiempo ha cambiado la forma de relacionarse, de vender. Ya no es el vendedor el que vende su producto a un cliente, sino que el propio cliente solo compra a una industria despersonalizada. El único trato humano sucede a la hora de pagar, y esa será toda la calidez que alcance el intercambio de bienes.
Sin embargo, en el mundo frío e impersonal en el que compramos, la tradición, el trato con el cliente y los productos naturales continuarán teniendo un hueco, seguirán ocupando su tiempo y espacio en el pequeño y a la vez tan grande mercado.

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