martes, 14 de octubre de 2008

El árbol



El árbol, inmutable durante el paso de los años, lentamente creciendo en un mundo que vive demasiado deprisa para su esencia.
Su naturaleza vegetal atrapada en un mundo ficticio donde lo artificial ha suplantado a los hijos de la tierra.
Sin embargo, centímetro a centímetro el árbol crece.

Sin que nos demos cuenta, de manera imperceptible para un ojo demasiado inquieto. Nos ve crecer y crece con nosotros, es testigo de nuestros sueños de infancia, nuestra madurez y de las etapas marchitas de nuestra vida.
Su tronco seguirá allí el día en que dejemos de visitarlo, sus ramas se habrán estirado intentando tocar el cielo y sus hojas habrán cambiado con cada estación, dotándole de colorido, de belleza y vida.
Aunque no nos demos cuenta, nos habrá observado durante toda nuestra existencia. Habrá observado la vida de cientos y miles de personas, que cada día caminan sin fijarse en el árbol que siempre ha estado allí. Cuántas historias podrá contarnos... Cuántos habrán buscado el caobijo de su sombra en verano, y la protección de sus ramas en una lluviosa tarde de invierno.



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