El mago, mirando al público, desencadenó su juego de manos, moviendo los dedos rápidamente, contrayendo y estirando sus falanges a una velocidad imposible de seguir.
Cuando el truco finalizó el joven se acercó al mago y le dijo al oído:
—Lo he entendido todo, ya sé cómo realiza usted el truco.
El mago lo miró sorprendido:
—Así que por fin alguien lo ha entendido, ¿eh?— el mago miró suspicazmente al chico— Joven, usted debe estar enamorado, o al menos, debe usted pensar en alguien de manera romántica.
—¿Por qué dice usted éso, señor?
Una leve sonrisa se levantó en la misteriosa cara del ilusionista:
—Porque sólo alguien con la mente dispuesta a soñar es capaz de ver los sueños, sólo alguien capaz de ilusionarse es capaz de comprender las ilusiones.

—No entiendo, ¿insinúa usted que soy un iluso?
El mago rió:
—Nada de éso... aunque supongo que en realidad sí. Pensé que lo habías entendido, chico. Ésto sólamente ha sido una ilusión, un mero engaño a lo que todos creían que era realidad. La gente se ofusca pensando que lo que ven es la única realidad existente y se olvidan de que lo real, a menudo, se escapa a la vista. —El chico cada vez prestaba más atención— Sin embargo, las ilusiones forman parte de la realidad, son una parte muy necesaria, puesto que sin ilusiones nada llegaría más allá de lo imaginado como posible. ¿No sería eso triste? Lo imposible tratado como verdaderamente imposible. Lo posible sólo como abarcable. Al final, chico, lo imposible no existe, y lo posible es tan ampliamente abarcable que se convierte en aburrido... pero las cosas no son así; lo imposible, es sólamente raro, experimentable; mientras que lo posible, simplemente, es aquello que está a nuestro alcance. Lucha por lo imposible, mientras aceptas lo posible, puesto que nunca serás capaz de predecir el futuro y no merece la pena rendirse ante algo que ni siquiera se ha planteado aún. Lucha, chico, lucha por algo imposible; las luchas por lo posible fueron ganadas hace tiempo por gente que creyó en algo más allá.
El chico escuchó pacientemente al mago y finalmente se marchó. Con una sonrisa de duda en la cara, con una mirada interrogativa en los ojos: al final había parecido entender que nada es imposible más allá de su propia imaginación; más alla de sus propios sueños...
Paz, amor e imposibles...